FIN DE SEMANA DE ALTA MONTAÑA
Este fin de semana, después de muchos findes de trabajo, de estudio y de no parar… Me lo he regalado. Un fin de semana de montaña. Un día precioso (entre nubes y amagos de tormenta eléctrica en la cumbre) de Alta montaña para recordarme, de nuevo, por qué me apasiona tantísimo este deporte: trailrunning.
El Puigmal es una montaña a 2.900 metros de altitud que nos regala unos paisajes abruptos y técnicos con unas vistas del Pirineu Catalán precioso. Una vez arriba puedes enfocar la bajada hacia la Vall de Núria para mí una combinación preciosa, fácil y divertida. Adoro este rinconcito del Pirineu. Adoro todos los recuerdos que me inundan cada vez que corro por sus senderos, atravieso sus valles y me adentro entre sus bosques.
Amo cómo me hace sentir esta montaña por su dureza en la subida, pero también por su diversión en la bajada y el respeto que siempre me inunda saber que estoy a merced de la más grande. Porque la montaña hay que conocerla pero también respetarla. Te lo da todo y te lo arrebata en cuestión de segundos y éso también la hace especial y única.
Correr por encima de los 1.000 metros de altitud me limpia, por dentro, por fuera y sobretodo a nivel emocional. Me hacer ver quién soy y qué hago allí, cual es mi camino, cuales son mis inquietudes vitales y me re conecta a mi única esencia. ¡Qué fuerza tienen las montañas! ¡Qué fuerza lleva el Pirineu dentro de sus paisajes! ¡Qué país más bonito que tenemos! ¡Qué feliz me hace correr y disfrutar de esta grandeza que nos regala la naturaleza!
Así que con las pilas cargadas y el culo cubierto de agujetas, empiezo este lunes con energía.
¿Qué tal tu fin de semana?